Jim Croce, uno de los cantautores con mayor sensibilidad de la música norteamericana, publicaba dentro de su álbum You Don’t Mess Around With Jim esta mirada fría y hostil sobre Nueva York. A él, todo un granjero que disfrutaba viviendo en familia y conduciendo su camión, se le hizo un mundo el tener que empaquetar su existencia para comenzar esa historia artística en La Gran Manzana. Acompañado de su esposa Ingrid, Jim se lanza a conquistar una ciudad que se alejaba mucho de los parámetros conocidos en la Pennsylvania donde creció. Al final la pareja terminaría regresando a su hogar.
Dos años después, y ya con su carrera asentada, saldría a la venta Live And Times, LP que contenía ese sencillo destinado al éxito que era “Bad, Bad Leroy Brown”. Aunque Jim no estaría allí para verse en el número 1. En uno de sus viajes de regreso a Pennsylvania entre bolo y bolo de 1973, el avión en el que viajaba Croce se estrelló en Natchitoches, Los Ángeles, llevándose la vida del cantante. En 1985 su viuda le rendiría homenaje abriendo en San Diego el Croce’s Restaurant And Jazz Bar.
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