El conjunto Marillion cumplía con
todos los requisitos de cualquier banda sinfónico-progresiva que se preciara de
serlo: largas composiciones ricas en cambios de tiempo y matices
instrumentales, músicos de enorme habilidad técnica, gusto por los álbumes conceptuales.
Sin embargo, algo le distinguía de los demás. Quizás fuera la fuerza y calidez
que daba a sus interpretaciones este combo, en las que “virtuosismo” no
significaba frialdad ni exhibiciones gratuitas ni bostezos; quizás fuera por
las letras de Fish, intensas y poéticas, con las que muchos podíamos sentirse
identificados. De una manera u otra, había algo mágico en aquellos primeros
cuatro discos de este quinteto británico. La canción “Assassing” está llena de
metáforas que hacen referencia a lo que se podría considerar como una pelea
verbal, como una discusión. Se dice que dichos textos buscan reflejar los
argumentos que precedieron a la marcha del baterista Mick Pointer.
ASSASSING
Grupo: Marillion
Disco: Fugazi
Año de Publicación: 1984
ASESINO
Soy el asesino, con lengua forjada en la elocuencia.
Soy el asesino, proporcionándote a tu némesis.
En el altar de sacrificios del éxito, amigo mío,
Libera a un extraño de tu beso, amigo mío;
Sin encantamientos ni remordimiento, amigo mío;
Desenvaina la hoja de la voz,
Amigo mío, amigo mío, amigo mío.
Soy el asesino
Que decora el pañuelo con el nudo fugi,
Quien disimuló su emoción mientras miraba a mil yardas de
distancia,
Quien podó los nudos del árbol familiar,
Quien hipnotizó a la culpa en un trance rítmico.
Asesino, asesino, asesino, asesino.
Escucha mientras las sílabas de la muerte cortan con serena
precisión,
Patrones de frases escarchadas violan tus oídos y cosen la
herida helada.
Adjetivos de aniquilación entierran la punta más allá de la
redención,
Verbos venenosos de un candor sin piedad plagian el fervor
del asesino.
Alfabeto apocalíptico lanzando su hechizo, el credo de la
dicción templada.
Mi amigo, tu amigo, el asesino.
Un amigo en apuros es un amigo que sangra...
Deja que el amargo silencio infecte la herida,
Soy el asesino, ¡asesino!
Eras un mercenario sentimental en una zona de alto el fuego,
Exhibiendo tu conciencia hollywoodiense;
Eras un objetor de moda con un uniforme fetichista,
Esclavista pavloviano por el dinero hasta el tintineo del
éxito.
Un observador sin comentarios, asesino al recolector...
Así que te resignaste al fracaso, amigo mío,
Y emergí yo, el extraño gélido, amigo mío,
Para erradicar el problema, amigo mío,
Desenvainando la hoja de la voz,
De la voz, de la voz.
¿Y de todas formas, cómo llamas a los asesinos que acusan a
los asesinos...
Amigo mío?
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